"Fue desesperante verlo morir en mis brazos”



Su novio, Leonardo Jesús Verhagen –actor, modelo y empresario de 28 años– sufrió un paro respiratorio “después de hacer el amor”, según le confesó la Indiecita a la Policía. Salían desde hace seis meses, pero aún no habían blanqueado su relación ante los medios. El dolor y la desesperación de una de las chicas más lindas de la Argentina en el momento más duro y triste de su vida.
Leíto, por favor, reaccioná! ¿Qué te pasa, mi amor? ¿Qué te pasa?”. Desesperada y totalmente desnuda, Liz Solari (26) saltó los escalones de madera de la escalera que lleva a la habitación ubicada en el primer piso, el departamento número uno de Rondeau 1047, Rosario. Apenas alcanzó a ponerse su camisa blanca y tomar las llaves de la mesita de luz de vidrio de la planta baja. Abrió la puerta negra de metal de la entrada y, envuelta en una crisis de llanto, alteró la tranquila mañana de domingo en el Barrio Alberdi: “¡Ayuda, por favor! ¡Mi novio se muere! ¡Por favor, que alguien me ayude!”. Los gritos fueron escuchados por un vecino paramédico, que a esa hora, las 11.15 de la mañana, había salido a comprar facturas a una panadería de la vuelta. Rápidamente ingresó a la casa y subió hasta la habitación.
El cuadro era desesperante. El cuerpo de Leonardo Jesús Verhagen (28) se encontraba desnudo y caído a un costado de la cama. Su mano derecha, a medio cerrar, tenía la sábana blanca enredada entre los dedos. Sus ojos estaban blancos, el color de la piel, pálido, y de sus labios brotaba una espuma blanca. Al ver la escena, el vecino también se desesperó. Le limpió la boca y le realizó los primeros trabajos de reanimación: respiración boca a boca y masajes en el pecho, para intentar que el corazón volviera a latir. “¡Llamá rápido a emergencias! ¡Necesita electroshock!”, le dijo a la modelo. Liz marcó el número del Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias (SIES) y a los pocos minutos una ambulancia llegó al domicilio. Cuando entraron, el vecino continuaba con los masajes y los golpes en el pecho. Los médicos desplegaron toda la aparatología, pero ya era tarde. Leíto, como le decían sus íntimos, había muerto de paro cardio-respiratorio, producto de un infarto. “Lamentablemente no podemos hacer nada; está muerto. Lo siento mucho”, dijeron los médicos. Y de inmediato, Liz Solari entró en crisis. Corrió hasta el primer piso y se arrodilló al costado del cuerpo de Leonardo: “¡No te podés ir, mi amor! ¡No me dejes! ¡Volvé, amor, no te vayas así!”, le gritaba, sin poder entender que el corazón de ese joven, que desde hacía seis meses latía más fuerte por ella, le había dicho “basta”.
UNA HISTORIA EN SUS COMIENZOS. Por su trabajo en común y su residencia en Rosario (Liz nació en Barranquilla, Colombia, porque su papá, Eduardo Solari, era el técnico de Atlético Junior, pero a los tres años volvió a la Argentina), Liz y Leonardo se conocían desde hacía bastante tiempo. “El siempre estuvo enamorado de Liz, pero nunca le decía nada porque ella, desde los 19 años, estaba de novia con Diego Balut”, evocan sus amigos, que lo recuerdan como un muchacho inquieto, divertido, querible, amante de los deportes extremos y muy familiero. “Buena persona, sin verso”, enfatizan. De Barrio Alberdi, al norte de la ciudad y cercano a las márgenes del río Paraná, estudió en el Colegio de la Medalla Milagrosa y pasó muchas tardes en el club Agua y Energía. Su “pinta irresistible” –según sus amigas– lo llevó por el camino del modelaje, y a la agencia de Pancho Dotto.
Allí volvió a cruzarse con Liz Solari, con quien se llevó bien desde el principio. Pero más allá de las pasarelas, Leo tenía otras aspiraciones: quería ser actor. Un poco por sugerencia de su entorno, otro por ambición personal, empezó a estudiar teatro. Carisma le sobraba. Sólo necesitaba una oportunidad grande, algo que lo hiciera trascender. Un llamado de Buenos Aires, quizá. Que finalmente llegó. A fines de 2003, Pol-ka realizó un casting que reunió a 12 mil chicos del interior. El objetivo: detectar un par de talentos para Pensionados, una nueva tira que comenzaba en El Trece. Sólo quedaron dos: Leo, por entonces de 22 años, y Rocío Ojeda (18), quien habla todavía conmovida por la tragedia. “Nos conocimos en el viaje de ida desde Rosario hasta Buenos Aires. Pegamos onda de entrada; con él se hacía fácil, por su carisma. Lamentablemente, Pensionados duró muy poco: lo levantaron enseguida. Leo trabajó en un par de capítulos, nada más. No tuvo mucha suerte. Y aunque también apareció en la película de Bandana, nunca consiguió otra chance en la tele. Tuvo una marca de ropa, estudió Comunicación Social, modeló y ahora estaba entusiasmado con su nuevo emprendimiento: un boliche. Era un pibe lleno de vida. Es increíble lo que pasó”.
Efectivamente, Leo participó del film Vivir intentando, estrenado en 2003, en pleno furor de las Bandana. “Un tipo agradable, de esos que siempre caen bien. Le gustaba viajar y de hecho había recorrido varios países. Además, tenía una gran relación con su familia. Amaba a su viejo y viceversa. Era un típico muchacho de barrio, sin rebusques”, traza el perfil Lucas Merayo, otro de los que llegaron a compartir castings con Leo. En la familia de Leonardo ya había un famoso: su hermana Cecilia está casada con Walter Samuel-actual futbolista del Inter de Milán- desde 2001. De hecho, el velorio se extendió hasta las ocho de la mañana del martes, para esperar su arribo desde Italia. Lejos de las grandes oportunidades, prácticamente se había retirado del modelaje, para probar suerte con la gastronomía. En diciembre inauguró, junto a tres socios, el Complejo Rumah, un boliche en La Florida, una de las zonas más concurridas de la noche rosarina. Sus amigos cuentan la euforia que tenía Leo: “Estaba feliz, porque el proyecto funcionaba, y porque sabía que dentro de poco La Indiecita lo iba a ir a visitar”.
EL REENCUENTRO. Liz había estado dos meses afuera como mochilera. Recorrió catorce países de Europa con sus tres mejores amigas. Se mostraba exultante. “Viajamos en avión, tren y auto por Praga, París, Viena. Contratamos todos los city tours, pero el que más me gustó lo hice en Austria, en uno de los pueblitos donde se filmó La novicia rebelde”, le confesaba a GENTE en una nota hace apenas una semana. Después pasó por Punta del Este, descansó, cumplió con algunos compromisos comerciales, se reencontró con su ex novio, Diego Balut –a quien abrazó como a un amigo–, y volvió a su departamento de Buenos Aires. Allí abrió las puertas de su casa para la última entrevista y habló de su separación y del amor: “No trabajo para distraer mi cabeza de la separación con Diego: elijo las cosas que me signifiquen un cambio. Para mí fue muy importante terminar esa relación de la mejor manera, porque te permite un reencuentro cariñoso y sin rencores. Ya pasaron once meses. Cada uno recomenzó su vida”.
MENSAJES ROMANTICOS. Este fin de semana viajó a Rosario, para encontrarse con el chico que durante su viaje por Europa y su estadía en Punta del Este le había llenado las casillas de mail y del celular con mensajes románticos. Y como ella no conocía su flamante boliche, decidieron ir a cenar y pasar la noche del sábado y la madrugada del domingo en Rumah. Luego, cerca de las nueve de la mañana, se fueron al departamento de Leonardo: “Volvimos a casa, abrimos un vino, pusimos música, subimos a la habitación del primer piso e hicimos el amor. Inmediatamente, cuando terminamos, comenzó a tener convulsiones y cayó al piso. Salí desesperada a la calle en busca de ayuda, pero nadie pudo hacer nada. Fue desesperante verlo morir en mis brazos”, le confesó la modelo a Aníbal Rodríguez, el inspector de zona que intervino en el caso. El hecho fue caratulado como “Muerte dudosa”, razón por la cual la Justicia ordenó la autopsia del cuerpo. “El estudio del estómago no determinó que haya consumido alguna sustancia que dejara rastros notorios. De todos modos, vamos a realizarle los estudios de sangre correspondientes, para determinar con exactitud si había consumido, o no, alguna sustancia tóxica”, aseguró el perito forense que intervino en el caso.
El lunes 1º, Liz le dio el último adiós a su novio en el segundo piso de la sala de velatorios, antes de que se abriera para sus familiares y amigos. “Fue un momento muy íntimo y triste. Ella estaba como en estado de shock por todo lo que pasó”, aseguran algunos de los que llegaron a verla. Después se refugió en el campo que la familia tiene en las afueras de Rosario. El traslado del cuerpo al cementerio privado Celestial estaba dispuesto para las ocho de la mañana del martes. Un final que nadie esperaba. El peor final para un amor que terminó a poco de nacer.

“Soy mucho más fuerte de lo que pensaba”


Luego de atravesar varios meses de profunda introspección -con viaje de mochilera incluido-, se prepara para un 2010 repleto de desafíos. A menos de un año de debutar como actriz, está convencida de que éste es el camino que desea recorrer. Recientemente separada de Diego Balut, reconoce que está sin pareja, por primera vez en su vida, y que de a poco, está aprendiendo a querer y a valorar la soledad.
Terminó un año muy intenso, tal como ella lo describe. “Pasaron tantas cosas a nivel personal y laboral, que parece que hubiera sido mucho más tiempo”, dice Liz Solari muy relajada y con gestos simpáticos. Porque durante 2009 realizó su primer papel protagónico en la tira Champs y se separó luego de seis años de Diego Balut. Para despejar su cabeza durante dos meses, se escapó a Europa como mochilera, junto a sus amigas de toda la vida y regresó con una nueva mirada de las cosas, y con la energía necesaria para hacerle frente a un 2010 lleno de desafíos. “Es difícil, pero pienso que va a ser un año importante. Lo presiento. Tengo una sensación muy linda al respecto”, predice con voz soñadora.

-¿Cómo fue la experiencia de trabajar en Champs?
-Crecí muchísimo, aprendí otro tanto y día a día me fui nutriendo de un montón de cosas por el sólo hecho de estar ahí. Los actores que me rodeaban también me ayudaron a que rindiera el máximo. Me gustó y me acostumbré al ritmo intenso de trabajo, porque si bien había hecho teatro, que lleva una gran preparación previa al estreno, la televisión no tiene nada que ver. A las doce horas de grabación diaria, debía sumarle tiempo para hacer mis campañas y vivir mi vida personal, porque tampoco desaparecía de mi mundo. Sin embargo, creo que finalmente fui dejándola de lado porque literalmente no me daban las horas del día. Por eso creo que son proyectos que uno toma en momentos donde siente que se puede comprometer. Cada vez que me embarco en algo nuevo lo hago con la mayor responsabilidad.
-¿Hubo algún aspecto en particular que te haya sorprendido?
-Sí, me sorprendí a mí misma disfrutando muchísimo, siendo completamente feliz, aún cuando llevábamos más de diez horas de grabación. Eran momentos en lo que me sentía plena actuando. Ahí fue cuando dije: “definitivamente esto es lo mío” y no me importaban las horas, ni el cansancio, sino que lo estaba disfrutando. Eso me daba la pauta de lo que quería hacer.
-¿Ésta fue la primera vez que te lo planteabas?
-No, pero no soy de esas mujeres que desde chicas saben lo que quieren hacer. Si bien fui muy creativa y extrovertida de nena, nunca dije quiero ser esto o lo otro. La vida me fue llevando a donde estoy, me fue presentando propuestas. Estoy donde estoy porque tenía que ser así. Estudié traductorado de inglés, y es genial que haya cursado una carrera universitaria, pero sinceramente no me veo ejerciendo. A veces, uno piensa que determinada carrera es para uno, y de repente la vida te hace dar un giro de 180º y te topás con otra cosa. Por eso estoy feliz, porque siento que es esto lo que quiero hacer y nunca antes me pasó con otra cosa.
-¿Te sentiste presionada por no lograr el rating esperado?
-A ver... Tengo un saldo súper positivo porque el producto en sí, a mí me gustaba. Me sentía muy cómoda con lo que hacía y creo que funcionó en lo que a mí respecta. Si no lo acompañó el rating o no generó el dinero esperado, a mí me excede. La presión la sentía por ser la protagonista, pero yo la ponía en otro nivel. Mi presión era ir y dar lo mejor de mí. Ése era mi objetivo. Después si cambiaban el programa de horario, no dependía de mí. A todo el mundo le gusta hacer un programa que la rompa con el rating, pero me adapté a la realidad, y no dejé que el árbol me tape el bosque.
-¿Creés que el programa fue hecho pensando en un público foráneo?
-Puede ser, porque la serie está funcionando en el exterior y me abrió las puertas a otros mercados. De hecho acabo de cerrar un contrato para hacer una gira por Portugal, Grecia, Italia, España, Israel y otros países del Este europeo, para presentar la tira e ir a los talk shows de allá a promocionarla. Me gusta la idea de hacerme conocida afuera, porque me da la chance de tener nuevas propuestas. Y si bien mi sueño es desarrollarme como actriz acá, estudiar y formarme, veo como una linda oportunidad la de ir a trabajar al extranjero. Me encantaría aprovechar la ocasión y utilizar mi buen nivel de inglés para eso.
-¿Te enfrentaste a prejuicios por el hecho de ser una modelo que devino actriz?
-No, porque no me hago cargo de esas cosas. No vale la pena. Si hay gente que piensa así, no me sirve ni me suma. Me abstraigo de esa mala onda. Ahora estoy estudiando teatro, haciendo coaching personal desde hace dos años, que es un trabajo personalizado, pero el año que viene tengo ganas de meterme en una academia porque voy a tener más tiempo. Lo único que tengo en claro es que me quiero dedicar a la comedia musical, al cine, y estoy evaluando varias propuestas alrededor de eso. Tengo muchas ganas. En este momento no quiero cerrarme a nada.
-Dolores Barreiro, Nicole Neumann y otras modelos lanzaron sus propias marcas de indumentaria. ¿Te gustaría tomar ese camino también?
-En algún momento, voy a tener mi marca de ropa, pero no ahora. Hoy tengo la cabeza en actuar, y éstas son cosas que se pueden hacer, pero necesitan dedicación y tiempo. Soy muy perfeccionista y muy autoexigente y cuando lo haga, me gustaría hacerlo bien. Me han ofrecido que ponga el nombre en una línea, pero no me cierra la idea de no estar ahí, y que no sea ciento por ciento yo. Puede ser súper interesante y divertido, pero quisiera hacerlo estando presente porque si no, me haría mala sangre. Terminaría sufriendo. Prefiero hacer menos cosas y de más calidad y no un montón que no alcancen el nivel de lo que espero.
-Y haciendo un balance de 2009, ¿fue un año bisagra para vos?
-Fue un año intenso... (silencio). A nivel profesional, pasó todo lo que conté, y la separación de una pareja después de seis años, donde hubo mucho amor, mucho cariño y respeto, es muy doloroso... Las separaciones son parte de la vida. Diego (Balut) fue un gran amor.
-¿Ahora tenés ganas de volver a formar una pareja o preferís la soltería?
-Estuve cuatro años con un novio, me peleé y al toque estuve seis con Diego. Me parece que es un buen momento para estar conmigo misma, para dedicarme a mí y a todo lo que quiero hacer.
¿Le tenés miedo a la soledad?
-Creo que todos le tenemos miedo. Yo estoy muy acostumbrada a estar con alguien, pero estoy convencida de que en algún momento de la vida todos tenemos que pasar por esto. Si ahora tengo que decidir entre estar sola o acompañada, elijo estar conmigo misma, porque lo necesito y es un proceso ineludible. Así aprendí mucho de mí misma.
-Entonces no estás saliendo con Pancho Dotto...
-(Carcajada) ¡Sí y con (Marcelo) Tinelli al mismo tiempo! Creo que esto es parte del medio. Cuando era más chica, tal vez me afectaba, pero ahora me mato de risa. ¿Qué les voy a decir? Como siempre estuve de novia, nunca me relacionaron con nadie, y ahora me ven sola y quieren engancharme con alguien a toda costa. Es como que no aceptan mi soledad. Pancho es un galán, pero conmigo tiene una relación de años, es un gran amigo para mí. El día que dijeron que estábamos juntos, vino a mi camarín y a los gritos me decía: “abrime la puerta que soy tu novio”. Nos matamos de risa. Hay que tomarlo un poco así, porque si no, qué voy a hacer, ¿enojarme? ¿Ponerme mal?... ¡No, ya fue!
-¿Siempre fuiste así de superada?
-No, soy muy sensible. Me llevó tiempo ser así. Puse una especie de espejo para que todo me rebote y aprendí que en la vida, hay que saber rodearse de la gente que te hace bien.
¿Qué cosas descubriste de vos misma en este tiempo de introspección?
-Que soy mucho más fuerte de lo que pensaba. Antes, tal vez creía que no podía alcanzar determinados objetivos, o lograr metas sola, pero ahora sé que puedo y que tengo una gran capacidad de adaptación. Lo importante fue ser sincera con lo que sentía y aceptar que no todo es color de rosa. Entendí que para que vuelvan los momentos buenos, hay que atravesar los malos... no queda otra.

Texto: Luján Araujo
Estilismo: Matilda Blanco
Fotos: Cristian Welcomme
Asistente de producción: Florencia Cicchi.
Peinó: Juan MAnuel Cativa para Mala Peluquería
Maquilló: Sebasián Correa con productos Helena Rubinstein
Agradecimiento: Novotel (Locación) y Jaime Allianz